martes, 12 de febrero de 2013

Capítulo 17


 

~Narra Niall~

 

Doblamos la esquina, y un restaurante precioso apareció ante nosotros. De simple vista se veía que era muy lujoso. Aparqué el coche en un aparcamiento, y antes de bajarme me puse las gafas de sol, por si acaso algún paparazzi… Nos dimos los últimos retoques cada uno en su espejito, y abrimos la puerta para salir. Cerré la puerta y empecé a caminar muy cerca de Rebeca. Me encantaba el olor de su pelo cuando se movía, usaba el mismo champú que mi hermana, y eso me traía geniales recuerdos.

Además andaba de una forma muy sexy, y eso también me provocaba. Había estado unas cuentas veces al lado suyo desde que vino, incluso se sentó encima mío, pero nunca le había visto igual de guapa que hoy.

-¿Niall? ¿Estás bien?

De repente vi que ya estábamos sentados en la mesa del restaurante y que la camarera estaba apuntando lo que queríamos.

-Em… lo mismo que ella. –dije sin pensarlo.

-De acuerdo, entonces, 2 ensaladas mixtas y de segundo lomo con pimientos. Se lo serviremos en seguida, muchas gracias –y sin una mínima sonrisa se fue.

-Voy un segundo al baño –dijo Rebeca

¿Por qué estaba tan embobado mirándola? ¡Despierta Niall, despierta! ¡No confundas los sentimientos…!

Y encima para colmo… no me gusta la ensalada…

 

***
~Narra Ángela~

Lo peor es que me gritaba como si yo tuviera la puta culpa de que él me hubiera registrado los cajones. ¿Quién es el para registrármelos? Bueno… es Liam de 1D, pero ¡DA IGUAL!

Yo no paraba de llorar, y él seguía gritándome, y claro, yo le gritaba más fuerte y eso parecía el circo de los gritos…

-¡Si no me hubieras dado falsas esperanzas esto no hubiera pasado! –entonces ya estallé y le di una bofetada. Él se quedó en silencio, y solo se oía mi respiración acelerada.

-¿Crees que te estaba utilizando?-le dije en voz baja -¿Qué solo porque seas famoso, y tengas mucho dinero no puedes gustarme por cómo eres en realidad? Pensaba que en estos días ya habíamos cogido confianza y que creías que no te mentía… Ya, ya sé que es raro porque es muy poco tiempo, pero si te digo algo, por muy borracha que este, es porque es verdad.

Tiré el condón a la cama de Leyre.

-El condón era de Leyre.

De nuevo el silencio.

-Y aparte de que no me has creído, y que has cotilleado mis cosas… quisiste aprovecharte de mí ayer a la noche, cuando estaba borracha ¿Y ahora tienes el valor de gritarme? La que estaba equivocada era yo…

Me sequé las lágrimas y salí corriendo, dejándole con el corazón más roto de lo que pensaba.

 

~Narra Harry~

Me senté debajo de un árbol del jardín, donde daba la sombra. Últimamente estaba muy estresado, y necesitaba relajarme… Busqué entre mis bolsillos, y por suerte los llevaba encima.

Saqué un cigarrillo en lo encendí. Di la primera calada, y la intente echar formando círculos, así un par de veces.

¿Por qué era todo tan complicado? ¿O por qué Leyre lo veía tan complicado? Si pasa, pasa y punto. Luego, claro que hay obstáculos por medio… Le di otra calada, y esta vez expulsé el humo con mucha fuerza y de mala gana.

*Flashback*

-¿Si?

-¿Leyre? –preguntó la voz

-¿Me ves voz de tía? –Pregunté resignado -¿Quién eres?
-Soy Erik. ¿Esta Leyre?

Me quede en pleno shock. ¿Qué coño hacia este llamando a Leyre?
-No… no está. ¿Qué querías? –dije muy seco.

-Nada, ya llamaré más tarde. –entonces me entró la rabia, y solo pude mentir…

-Si quieres, te la paso. Pero ahora mismo está muy ocupada en el jardín con Harry… No creo que quiera hablar, ya tiene la lengua bastante ocupada.

El silencio se hizo por la línea, y al final Erik acabo colgando sin responder.

*Fin del Flashback*

En mi cara se dibujó una sonrisa. La mitad era de asco, y la otra mitad de satisfacción. ¿Y si todos estos días Leyre tan bien ha estado con Erik? Intente borrarme esa imagen de la cabeza, dando otra calada. Iba a necesitar algo más que mi físico para esta chica, porque no era tan fácil como pensaba… A parte, tampoco quería hacerla daño. Tenía algo que me atraía de una forma impresionante…

Aspire una vez más el humo y lancé el cigarrillo al suelo para después pisarlo. ¿Hace cuánto no componía una canción? Me levanté y corrí a mi habitación. Subiendo las escaleras me crucé con él, y vi que en la mano llevaba un preservativo.

-Eh, Liam, no vais un poco rápido –me reí

Él se limitó a mirarme y siguió bajando a toda velocidad las escaleras. ¿Y a este que coño le pasaba ahora? ¿Tan malo era en la cama para que Ángela se vaya corriendo?

Sonreí para mis adentros mientras cogía mi guitarra. Me senté en la cama, y como por arte de magia, las notas salieron solas de mí.

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