~Narro yo~
Estuve con Zayn toda la
mañana hasta que vino Louis. Después, tuvimos que pedir un taxi para volver a
casa, porque el que acabo reventado fue Louis. Llegamos un poco más tarde de la
hora de comer, cuando todos estaban echando la siesta. Entramos en casa, y lo
primero que vimos fue a Rebeca y Niall,
dormidos en el sofá abrazados. No pude evitar soltar un “Oh”, y Zayn me pegó en
el brazo para que bajara la voz. Saqué una foto con mi móvil y subí corriendo
entre risitas. Me despedí de Zayn con un “hablamos en la ducha” y entre en la
habitación.
~Narra Rebeca~
¿Cuánto llevábamos
dormidos? Me sobresalté cuando me desperté y vi que Niall tenía su brazo
rodeando mi cintura. Estábamos tumbados en el sofá, y solo me acuerdo de que
llegamos del restaurante y nos quedamos viendo la tele. Giré la cabeza para
verle la cara. Claramente, estaba dormido… y de una forma adorable. Sonreí y le
aparté un mechón de su pelo rubio de la cara. Esto era un sueño… ¿Enserio
habíamos dormido TODO el día? Si ya era la mañana del día siguiente. Me levanté
muy despacio para no despertarle, pero él me agarró más fuerte y me tiró hacia
él. Reí cuando me di cuenta de que no estaba dormido. Empecé a hacerle cosquillas,
y al final conseguí soltarme.
-Uhmm, eres mala –me gruño
entre risas
-¿Yo? Malo tú, que haces
que estabas dormido. –le saqué la lengua justo cuando Ángela y Leyre bajaban
por las escaleras con el bikini y una toalla.
Ángela llevaba las gafas
de sol puestas, y Leyre en la cabeza.
-¡Buenos días, tortolitos!
–grito Leyre. ¿Venís a bañaros?
Miré a Niall para ver si
le apetecía, y él me sonrió.
-Claro –respondí
-Genial –sonrió Leyre –os
esperamos fuera –agarró de la mano a Ángela y salieron al jardín
Todavía no nos habíamos
levantado del sofá, y estábamos en silencio mirándonos.
Entonces Niall se levantó
y empezó a subir las escaleras. Yo también me levante para no quedar mal, y
subí a mi habitación.
-Cámbiate, que te espero
aquí –me dijo con una sonrisa. Se la devolví y entré en mi habitación
~Narro Yo~
Ángela y yo caminamos
descalzas por la hierba hacía las hamacas. No habíamos hablado mucho en todo el
día, todo lo que paso me lo contó ayer. Nos acercamos a las hamacas y colocamos
la toalla en cada una. De vez en cuando la miraba, pero como no se quitaba las
gafas, no podía verla bien.
-¿Te apetece bañarte? –le
dije con una sonrisa.
Me dijo que “si” con la
cabeza y nos sentamos en el bordillo de la piscina para meter los pies.
Estuvimos un rato en silencio.
-Ángela… -le dije en un
susurro. Se giró para mirarme.
-Me acuerdo… cuando éramos
pequeñas y estábamos en tu casa espiando a tu hermano con su novia… -me costaba
hablar. –Cuando les vimos besarse, me acuerdo que pusiste una cara de asco, que
nunca olvidaré –reí y ella se subió las gafas a la cabeza, como prestándome más
atención. –También… me acuerdo que dijiste que nunca ibas a besarte con ningún
chico… y a los 13 años ya besaste a Robert Maths, el de tercero –reí. Empecé a
ver una pequeña sonrisa en su cara. Luego, a los 14, tuviste tu primera crisis
amorosa con Jason, y fue cuando me dijiste que nunca más ibas a llorar por un
tío, que no te merecías eso. ¿Y sabes porque te he admirado tanto todos estos
años? Porque no has llorado ni una vez por un tío en 3 años… Ni una puta vez…
¿Vas a rendirte ahora? Liam la ha cagado… ¿Y qué? Arreglarlo, y si no funciona,
ya aparecerá otro… ¿No era eso lo que me decías?
Ángela tenía los ojos
húmedos, y ya se le había dibujado una sonrisa en la cara.
-Te quiero muchísimo, tía
–y me dio un abrazo enorme… El abrazo más enorme que nadie me había dado.
-Ángela, ¿podemos hablar?
–una voz que apareció de fondo, interrumpió nuestro abrazo
Levanté la cabeza y vi a
Liam.
~Narra Erik~
Empecé a pasear por los
caminos de rosas, intentando no darle muchas vueltas a lo de ayer. Seguro que
Leyre estaba con Harry… y no podía sacarme la imagen de la cabeza.
Me senté en la fuente y
saqué la carta que le había escrito del bolsillo. Estuve dándola vueltas en mi
mano sin abrirla, mientras sostenía en la otra mano, la rosa que había
intentado coger el primer día que nos conocimos.
No sé lo que me pasaba… a
lo mejor debería olvidarme de todo. Total, la “conozco” de 3 días, seguramente
no sepa nada de ella.
Busqué en el bolsillo de
mi chaqueta izquierdo y saque una cajita mientras la abría.
Me había dejado todos mis
ahorros en ese colgante. Ya sé que era muy típico, pero no tenía dinero para
nada más. Junté la rosa, la carta y el colgante y los lancé hacia los arbustos
de atrás.
~Narra Harry~
Esa mañana me desperté
bastante tarde, por los gritos de Niall y las chicas en el jardín. Me despeje
la cara lavándomela con agua, y dude entre si darme una ducha o no. Al final lo
hice, me apetecía. Me quite la ropa y entre en la ducha. Dejé correr el agua
fría hasta que saliera la caliente. Cuando salí, me envolví en una toalla y me
sequé el pelo con el secador. ¿Cómo se me podía poner el pelo más rizado
después de ducharme? Sonreí al mirarme al espejo.
Me puse el traje de baño
azul y negro y una camiseta negra. Abrí la ventana para que se ventilara un
poco la habitación, y respondí correos de fans.
Cogí el móvil y la toalla
y abrí la puerta para salir. Nada más abrir la puerta, me encontré con la cara
de Leyre, que al parecer justo iba a llamarme.
La situación era un poco
incomoda, y se hizo el silencio, pero fue ella la que lo rompió.
-Quería hablar contigo…
ayer no te vi en todo el día –me dijo con la voz apagada.
Tarde un poco en
contestar… Tampoco quería ser borde, pero la llamada de Erik me había afectado…
Pero tampoco iba a perder la guerra.
-Ya… estuve un poco liado.
-Usando mucho el teléfono
¿no? -¡¿Eso había sido una indirecta por lo de Erik?!
-¿Qué? –respondí muy
nervioso.
-Lo digo por lo de que tus
fans te enviaran muchos mensajes y eso…
Suspire profundamente y
asentí con la cabeza.
-Bueno… en realidad estuve
escribiendo una canción… ¿La quieres oír?
Pude ver perfectamente
como se le dibujaba una sonrisa y se le iluminaba la mirada. Nunca nadie me
había mirado de esa forma.
Se sentó en la cama
mientras yo buscaba mi guitarra y el cuaderno de canciones, aunque no iba a
necesitarlo. Me sabía de memoria la canción… era de esas típicas que te salen
del corazón y que nunca olvidas.
Afiné un poco las cuerdas
mientras ella me miraba con la misma sonrisa, al final le sonreí y empecé a
tocarle “Moments”. La canción que marcaría un antes y un después entre
nosotros.
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