martes, 8 de enero de 2013

Capítulo 12


 

Aquella noche había sido… extraña. Podría haber ido mejor. Sobre todo para algunos (Harry y yo). Quizás no debería haber ido con Erik… ¿Se habrá enfadada mucho Harry? Pero, la verdad… es que me encantó esta noche con Erik. No podía decirle que no a nada… A caminar a su lado, a no dejar de sonreír cuando me miraba, a… aceptar salir con el, el domingo… ¿Cómo he podido aceptar salir con el, el domingo? Y lo peor… ¿Cómo iba a poder salir con el, el domingo sin que se enterara nadie? Bueno, los demás me daban igual… Pero Harry… ¿Y si se enteraba Harry? Se enfadaría y a saber que pasaba.

Todos estos pensamientos invadían mi mente y no me dejaban dormir tranquila. Otros, en cambio, unos pisos más abajo se lo estaba pasando “demasiado” bien.

 

-Tienes que dejar de beber –rio Liam, que también estaba bastante borracho, tumbado en la hierba del jardín.

-¿Yop? –Rio Ángela -¿Quer diceeees? –empezó a rodar por la hierba como una loca hasta chocar contra Liam. Apenas podía pronunciar una palabra correctamente… estaba demasiado borracha. Ángela se emborrachaba mucho, pero tenía algo bueno… Era capaz de controlarse cuando lo hacía. Si no quería beber más, no lo hacía. Si no quería correr, no lo hacía. Si no quería tirarse a nadie… ¿No lo hacía?

Liam se tumbo encima de Ángela que reía como una loca. A los dos les apestaba el aliento a alcohol. Se quedaron en silencio mirándose. Y Ángela cerró los ojos, estaba demasiado cansada para seguir bebiendo. De repente, noto una lengua dentro de su boca, pero estaba demasiado inconsciente para verlo mejor, así que siguió el juego. Sus labios se unieron completamente a los de Liam. Quizás Liam no estuviera tan borracho como parecía. Ángela empezó a notar besos bajando por su camiseta mojada, que pararon justo al principio de la falda del vestido y subieron un segundo de nuevo a su boca. Pero Ángela era suficientemente fuerte como para saber llevar esta situación, otra cosa, es que estuviera en condiciones.

-No… no quie… no quiero… -gemía.

Pero Liam tampoco quería pararse y siguió. Le gustaba esa chica, y no la iba a perder.

-Nunca… lo he hecho… -dijo Ángela casi en un susurro, mientras una lágrima caía por su mejilla.

 

                                                                                     ***


Joder, no podía dormirme… estaba tumbada de lado en mi cama, con la cara hacía la pared… Pensando en todo, y en que hacer…

-Leyre… -me susurró Rebeca -¿Estas dormida?

Mi cama estaba prácticamente pegada a la suya, solo las separaba una mesita con una lámpara, así que solo tuve que girarme para mirarla. Estaba sentada y mirándome.

-Perdona, ¿te he despertado? –me pregunto preocupada

-No tranquila, no podía dormir…

-¿Puedo meterme en tu cama? –me sonrió. Yo también sonreí.

-Claro que puedes. –Me moví hacía la izquierda para que pudiera entrar. Y allí estábamos las 2 solas, mirándolo hasta el techo.

-Me acuerdo… -empezó a hablar haciendo muchas pausas –cuando éramos pequeñas… y yo me quedaba en tu casa a dormir… Siempre acababa metiéndome en tu cama, porque me daba miedo el armario que estaba en la mía… También me acuerdo que Ángela siempre se ponía el pijama al revés, y que se pintaba los labios de rojo, como hace ahora… -sonreímos con una sonrisa triste. –Cuando cotilleábamos sobre los novios que teníamos a las 7 años… Cuando nunca me hubiera imaginado que 9 años después iba a estar sentada encima de mi ídolo toda la noche, esperando a que se lanzará y que al final no lo hiciera…

Me giré hacía ella.

-¿No se te ha lanzado Niall? –le pregunté. Ella negó con la cabeza, y con una sonrisa triste…

Sabía lo mucho que le gustaba Niall…

Le cogí la mano y le di un beso muy, muy fuerte en la mejilla.

-Seguramente me esté imaginando todo lo que pasa. Seguramente Niall pasé de mi, y solo quiera ser mi amigo… Y como estoy obsesionada… -una lagrima cayó por su mejilla.

-¿Eres boba? –Le seque la lagrima –Tienes un mes entero para enamorarle. No es fácil, es casi imposible gustarle a un chico en 3 días –le sonreí. Y nos quedamos un minuto en silencio, 2 , 3…

Y como cuando éramos pequeñas, esa noche volvimos a compartir los sueños en la misma almohada.

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